Muchas personas viven en la
obscuridad, inseguras con respecto a la voluntad de Dios. Creen que los cielos
están cerrados y que la gente debe enfrentar sola los peligros del mundo. ¡Cuán
afortunados somos los Santos de los Últimos Días! Nosotros sabemos que Dios se
comunica con la Iglesia por medio de Su profeta. Con un corazón agradecido, los
Santos cantan por todo el mundo: “Te damos, Señor, nuestras gracias que mandas
de nuevo venir profetas con tu Evangelio, guiándonos cómo vivir”
Durante
la época de los reyes de Israel y Judá cobró relevancia un importante grupo de
hombres: los profetas. Todos ellos necesitaron valor y una fe firme para
transmitir los mensajes de Dios.
El término profecta proviene del lenguaje religioso y se refiere a
una persona que sirve como intermediario entre
la humanidad y la divinidad.
Estrictamente hablando, un profeta es alguien que sostiene haber tenido una
experiencia personal de Dios y recibido de él la misión de comunicar sus
revelaciones y, como consecuencia de ello, habla en su nombre a los seres
humanos. El profeta posee cualidades de intercesor por el pueblo ante Dios y a
su vez es mensajero de su palabra. Su carisma de interpretar la historia desde
la perspectiva de Dios recibe el nombre de don de Profecia.
Hay suficiente evidencia en el Nuevo Testamento de que
en la época de Cristo la configuración final de los libros de la Biblia Hebrea
ya estaba lista.
En Lucas 24 Jesucristo hizo referencia a las tres
divisiones, incluyendo la división de los Profetas. El versículo 27 afirma: “Y
comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en
todas las Escrituras lo que de él decían”.
De la misma forma que ocurre con los versículos 32 y
45, el término Escrituras cubre toda la colección de los libros del Antiguo
Testamento.
En el versículo 44 Cristo puso su sello de aprobación
a todas las tres divisiones. “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé,
estando aún con vosotros; que era necesario que se cumpliese todo lo que está
escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”.