El Experimento de Hertz : Ondas Electromagnéticas

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Esta tensión cargaba el condensador del circuito. Cuando la diferencia de potencial entre las armaduras del condensador llegaba a ser bastante grande, en el espacio se producía una chispa que cerraba el circuito. En el circuito se realizaban una serie de oscilaciones eléctricas. Al desaparecer la chispa, el circuito se abría y las oscilaciones cesaban. Pero la bobina de inducción volvía a cargar el condensador; en el espacio saltaba de nuevo una chispa y en el circuito volvían a repetirse las oscilaciones eléctricas.

Más tarde, para elevar la frecuencia de las oscilaciones electromagnéticas y por tanto, aumentar la intensidad de la radiación electromagnética, Hertz disminuyó, en conformidad con la fórmula:

la inductancia y la capacidad del circuito, excluyendo de éste la bobina de autoinducción y separando las armaduras del condensador.

Llegó así, al circuito oscilante abierto: un conductor rectilíneo, con espacio de chispa en el centro, que posee una capacidad e inductancia pequeñas (dipolo hertziano). En éste dipolo el campo eléctrico alternativo ya no se concentraba en el interior del condensador, sino que rodeaba al dipolo por el exterior, lo que aumentaba sustancialmente la intensidad de la radiación electromagnética.
La radiación electromagnética del dipolo abierto (vibrador), se registraba por medio de un segundo dipolo (resonador), que tenía la misma frecuencia de oscilaciones propias que el dipolo radiante.
Cuando las ondas electromagnéticas alcanzaban el resonador, en él surgían las oscilaciones eléctricas, que se acompañaban del salto de una chispa en el espacio.

como se crean las ondas electromagnetica


Ahora es fácil entrar a Google y encontrar información de cómo sucede esto o aquello. Pero los antiguos inventores podían pasar meses, años, hasta una vida entera contemplando la naturaleza y los fenómenos que en ella suceden para poder luego reproducirlos en un laboratorio. Vieron a los patos nadar e inventaron los barcos. Se fijaron en los pájaros e inventaron los aviones. Vieron un rayo caer… ¡e inventaron la radio!

Esa electricidad que caía del cielo inspiró a muchos inventores que se preguntaban sobre el origen de aquellas misteriosas descargas. Pero no sólo los rayos los tenían intrigados. La luz del sol provocaba otra interrogante. Algunos consideraban imposible que la luz viajara en el vacío. Suponían que necesitaba algo físico para desplazarse, igual que el sonido. Para explicarlo, imaginaron el éter, una especie de materia que llenaba el espacio. Pero el científico James Maxwell (1831-1879) demostró con sus ecuaciones que no hacia falta el éter. La luz estaba compuesta por ondas que eran una mezcla de campos eléctricos y magnéticos que se impulsaban por sí mismos. Eran ondas electromagnéticas que Maxwell logró dibujar sobre papel.

Precisamente, sobre el papel se pueden observar bien diferenciados los dos campos de una onda electromagnética. El vertical es el eléctrico (color azul), mientras que el magnético viaja de forma horizontal (color rojo). Esa combinación hace que los campos se vayan autoimpulsando entre ellos y las ondas puedan viajar miles de kilómetros.

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